domingo, 22 de abril de 2012

Ser los mejores

Todos los niños son geniales, todos.
Mi hijo mayor tuvo la fortuna de disfrutar de los últimos años antes de jubilarse de una maestra que nos dio una lección más que grande también a los padres. Al menos yo la tomé cómo una de las mejores maneras para educar que nunca nadie me dio.
Ella decía algo así como que:

"Vamos a educar a nuestros niños para que sean los mejores.
Sí, los mejores. Pero los mejores en lo que hagan.
Si llegan a ser médicos, que sean los mejores profesionales,
si llegan a ser cocineros, que sean los mejores cocineros,
si llegan a ser barrenderos, que sean los mejores,
si deciden ser maestros, que sean los mejores que pueda haber
y si deciden ser amas de casa, también los mejores.
¿Por qué? Porque educamos personas. Y queremos que sean felices.
Y porque todas las personas son importantes"


Aunque esas no fueran sus palabras exactas creo que la idea queda clara. ¿Qué sería de un investigador científico que lucha por encontrar una "vacuna" contra el cáncer si además tuviera que cuidar las gallinas que pondrán los huevos que cenará o que cuidar los campos de maíz y tuviera que fabricarse su propio pan, si tuviera que limpiar su laboratorio cada día, y si no hubiera un médico o enfermera que lo atendiera si enferma, o si no hubiera tenido maestros que le enseñaran lo que le sirvió de base para sus investigaciones o.....?
Todos somos importantes.
Es cierto, a todos nos gustarían las mejores oportunidades para nuestros hijos pero, ¿hemos pensado lo que les harían realmente felices?
Sé que esto suena un poco utópico. La primera vez que el psicólogo nos pregunto cuáles eran nuestros objetivos para nuestro hijo yo le dije que mi meta era que fuera feliz...y me miro raro
¿Acaso no deseamos que nuestros hijos sean felices? ¿Quién dijo que para serlo deberían ser médicos, ingenieros, veterinarios? ¿No conoces algún carnicero, agricultor, panadero....que podríamos decir que es tan feliz como uno de esos otros profesionales??
El dinero da la tranquilidad de no pasar necesidad, que ya es mucho, pero a mi me gustaría que mis hijos supieran apreciar lo que tienen, que si no llegan a ser millonarios también sepan ser felices, que sean buenas personas y crean en ellos mismos, que su conciencia les deje vivir tranquilos y llegar a tener la serenidad que da el sentirse a gusto con uno mismo. Además no quiero que se sientan superiores ni inferiores a los demás y, que tampoco hagan sentir así a nadie. Todos somos importantes y necesarios.
Me asusta un poco la adolescencia porque creo que una de las cosas más difíciles es aprender a decir "NO" y en esa época puede ser peor. Así que intento convencerlos de que se puede ir "contracorriente" . Suelo decirles eso de:

 "Si todos fuéramos en la misma dirección, el mundo volcaría...y además, si vas al revés podrás ver la cara de esas personas que van en la otra dirección".

Creo que la gran asignatura olvidada es la de aprender a conocernos, aceptarnos y querernos como las grandes personas que podemos llegar a ser.

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