Sólo somos padres

Los que me seguís de hace un tiempo seguramente estaréis un poco extrañados de que no escriba nada en este apartado de "Nuestra historia". La verdad que llevo un tiempo pensando y dudando y por eso no lo he hecho y he preferido compartir otras cosas que me han parecido interesantes.
A veces necesito desconectar y "bajar" al mundo real, entendiendo por eso el mundo normal en que vivimos, y no saber nada de Altas Capacidades (AC) para poder centrarme un poco y volver a ponerme en situación, para saber si me equivoco, como decía Jeanne en su libro, ¿Demasiado inteligente para ser feliz?, porque a veces piensas si todo esto será un...¿invento?
Pero, al final, y lo mismo que ella, vuelves a la misma conclusión, no hay invento que valga, lo que es es y no puedes cambiarlo, así que lo mejor es aprender a vivir con ello de la mejor manera posible.

A mi hijo mayor este año, por primera vez, le han denegado la beca. Dicen que porque ha dejado de asistir a la "reeducación pedagógica". He presentado las alegaciones en las que incluí los dos informes oficiales porque nunca ha asistido a reeducación pedagógica sino a la recomendación que viene en su informe y sigue asistiendo en el mismo lugar y a la misma actividad. Sinceramente, creo que no han leído las alegaciones y si lo han hecho, se las han pasado por.....en fin...¿voy a pelear más por esto a estas alturas? Pues en principio no.
Al revisar los informes me he dado cuenta que el curso pasado deberían haberle vuelto a pasar las pruebas "OBLIGATORIAMENTE" según el último de los informes. Evidentemente ni le han preguntado ¿Voy a pedir que lo hagan este curso o el próximo? Pues después de hablar con él: tampoco.

Así que podemos decir que la etapa de Altas Capacidades de mi hijo mayor ha llegado hasta aquí.

No quería contaros esto porque no quiero desanimar a nadie, y porque no es que nos hayamos rendido, de hecho me queda el peque y sigo en la Asociación que fundé con otros padres estupendos y además cada día va creciendo más, pero la realidad es esta. Así que tampoco me parece justo engañar a nadie.

Mi hijo sigue siendo superdotado o teniendo altas capacidades, porque nosotros hemos entendido que es otra manera de ser, de sentir y de ver la vida, no solo una manera diferente de aprender, que también, pero también hemos entendido que estamos solos en esto y que está en nuestras manos el conseguir lo que necesitamos. Afortunadamente fue identificado, una grandísima suerte viendo lo que están pasando muchos otros padres, algunos porque no consiguen de ninguna manera que, simplemente se les pasen unas pruebas para comprobar si son o no son, y otros con peor suerte que terminan medicando a sus hijos de algo que en realidad no se sabe si sí o si no.
Alguien una vez llegó a decirme que yo no había hecho nada todavía porque no había tenido que luchar porque les identificasen. Vale, cierto. Pero ese alguien no imagina el resto de cosas que he tenido que luchar por algo que he conseguido a medias o apenas: su atención.

Desde hace mucho tiempo lo dije y lo sigo diciendo, jamás en la vida podré saber hasta donde podría llegar el potencial de mis hijos porque en la escuela nadie se encargó de cumplir con el objetivo de la educación con ellos: "Desarrollar al máximo las potencialidades del alumno". Pero tampoco podrá decirme nadie que no intento lo que puedo porque desarrollen otras cosas que pienso que necesitan tanto o más: respetarse a sí mismos y a los demás, quererse, tener afán de superación y de lucha, enseñarles que deben esforzarse pero sin obligarles...en fin, todos esos otros valores en los que, en ocasiones, muchos maestros insisten: "Se educa en casa".
Pero, como leí en cierta ocasión también: "Los padres NO somos, ni tenemos que ser los maestros de nuestros hijos, sino sus padres", es lo mismo pero al revés. Los padres no desarrollamos potenciales, mostramos posibilidades, la escuela debería estar para "compensar" las diferencias pero...
Una profesora dijo a principio de curso: "No enseñéis materia a vuestros hijos, yo soy la maestra, soy la profesional, y soy la que tiene que enseñarles". Los que me conocen un poco sabrán que llegué a casa a llorar de rabia, pero me aguanté, y pensé: "Yo no he pensado lo contrario, yo no he adelantado materia a mis hijos nunca, sólo he respondido preguntas, no es que yo les enseñe, es que ellos aprenden", pero volví a convencerme de que no hay manera que la gente entienda esto, y vuelvo a convencerme una y otra vez....¡eso me desespera ya!
Sé que hay que tener paciencia porque muchas personas no saben, preguntan para informarse e intentar entender, pero tienes que repetirlo tantas veces que, perdón pero creo que es normal cansarse a veces. (Tengo que decir que esa maestra resultó ser de las buenas, cosa que me alegra, pero el comentario no hubiera sido necesario)

No soy perfecta, no me gusta quejarme porque no arregla nada y prefiero ir dando pasitos, pero con el tiempo he decidido concederme un "capricho": el derecho a pataleta, el derecho a desahogarme, hartarme y cabrearme como el resto del mundo.
Creo que, igual que les ocurre a nuestros hijos que, desde el principio tienen que desarrollar su empatía hasta límites insospechados, también, como ellos, tengo que aprender a desarrollar mi ecpatía (incluso aprendí hace poco lo que significa esto, mientras que lo de la empatía: capacidad de ponerse en el lugar de otro, lo sé desde hace 20 años). Ecpatía es la capacidad de ponerse en el lugar de uno mismo, para mí ha resultado muy difícil y supone un esfuerzo pero creo que, por fin, empiezo a conseguirlo.

Resumiendo, que, aunque han pasado 40 años de leyes, aunque esto existe desde siempre, aunque debería entenderse que igual que por ejemplo Nadal no hubiera llegado a nada por mucho que le hubieran entrenado sin ese potencial, hay montones de niños que entrenan tanto como él y no lo consiguen, bien sea por "genética" o capacidad, aunque no se identifiquen o diagnostiquen no van a desaparecer. No se puede tapar el sol con un dedo y el mayor problema, lo que más me preocupa y ha preocupado siempre, no es que no desarrollen al máximo su potencial intelectual (tampoco me hubiera importado lo contrario) sino que crezcan fuertes y seguros psicológicamente, que crean y confíen en ellos y no sientan lo que tantos adolescentes y adultos superdotados, no quiero que sientan que son ellos los raros, no quiero que piensen que nada merece la pena, no quiero que sientan la increíble frustración que muchos de ellos sienten, hasta tal punto de deprimirse (esta vez de verdad) y pensar en el suicidio como alternativa para esa angustia por sentirse incomprendidos. Porque cuando llegan a todo eso, nosotros somos los culpables. Porque ellos solamente eran niños que aprendiendo diferente sintieron diferente y eso no es delito. Porque como dije hace unos días, esas características que se suponen a estos niños no son características, son consecuencias de la mala o nula atención por nuestra parte.

Y ahora, aunque sé que hay muchos profes buenos, a los que aplaudo y admiro siempre y lo sabéis, quiero decirles a los que piensan esto:

Que muchas gracias, que mis vacaciones serán muy felices por poder disfrutar de mis hijos las 24 horas, incluso aunque me canse o discuta en ocasiones con ellos porque siguen siendo mi mejor regalo.

Y por supuesto, a todos los demás, os deseo de corazón lo mejor para estas fechas y el año nuevo. Que las sonrisas de nuestros hijos iluminen siempre nuestras vidas. 

¡FELICES FIESTAS!