Una vez el psicólogo terminó con su informe nos preguntó:
-Bueno, ahora necesitaré que me firméis el consentimiento para enviar el informe a "Educación" y así sea declarado oficialmente superdotado o alumno de altas capacidades.
Tengo que decir que en ese momento dudé...o quizá me asusté. Era todo ya muy serio. Para mi era cómo una gran responsabilidad que había caído sobre mis hombros e incluso pensaba que quizá no podría ayudar a mi hijo al nivel que seguramente necesitaría...no sé...como os dije surgieron mil dudas.
Seguramente muchos padres saltarían de emoción con una noticia así y, como he dicho otras veces, no es que yo me queje ni mucho menos, pero me parecía algo demasiado serio. Además el psicólogo, que aprovecho a decir que ha sido una suerte que se cruzara en nuestro camino porque siempre me ha dicho lo que necesitaba oír incluso cuando me decía lo que hacía mal, en ese momento me aconsejó más sobre los puntos débiles por decirlo de alguna manera. Es más, recuerdo que le dije:
-Uff, ahora me vais a examinar como madre ¿y si fallo?
Tiempo después me dijo lo mejor que pudo decirme y lo que me ayudó a tomarme las cosas con más calma:
- No se sabe si las altas capacidades son cuestión de genética, de entorno...pero sea lo que sea lo que has hecho hasta ahora le ha venido bien ¿no? Entonces, es que lo estabas haciendo bien. No necesitas nada más.
Sé que cada día, seguramente necesitaré algo más, pero confío en mis hijos y sé que intento lo mejor cada día. También sé que me equivoco, que me canso, que a veces no me apetece....pero también sé contestarles un "No sé" y no me avergüenzo. También es verdad que en esos casos les digo dónde podríamos informarnos o "búscalo en internet" o "¿por qué no le preguntas a....?" según qué pregunta haya hecho.
Lo que quería contaros es que cuando el psicólogo nos pidió firmar el documento yo le pregunté:
-Espera, ¿esto para qué va a servirle a mi hijo? ¿en qué puede ayudarle o en qué puede afectarle?
Y el me respondió algo así como:
- La verdad es que hoy en día todavía para poco. Lo más importante para dos cosas:
Una, para quejarte con todos los derechos si tu hijo no es atendido como merece en el colegio, si no se le da el apoyo que necesita y
Dos, el Ministerio de Educación puede concederte una beca para que estudie en una academia esa música que tantas ganas tiene y así podrá aprender a tocar la batería o la guitarra eléctrica como él desea.
Ahí me ganó. Yo había pensado apuntarle al conservatorio, pero en principio me lo desaconsejó porque evidentemente es una enseñanza seria y exigente y me dijo que a estos niños eso puede llegar a desmotivarles, o quizá no, pero así evitaríamos la prueba. Además, ni batería, ni guitarra eléctrica se enseñaban por aquel entonces en el conservatorio.
Total que, gracias a esto mi hijo hoy disfruta tocando su guitarra eléctrica y a nosotros nos hace disfrutar cuando ensaya en casa o cuando se celebran los conciertos de la academia. En más de una ocasión me ha dicho que con la música consigue desconectar completamente y eso le hace sentir especialmente bien. ¿No es genial poder escuchar eso de un hijo?
Del mismo modo, al pequeño le encanta dibujar y, la verdad, no se le da mal. Nos sorprende. Así que, si la crisis no lo evita, intentaremos que vaya a una academia de dibujo el próximo curso con una de esas becas.
En cuanto a lo de quejarse si no le atienden bien en clase....bueno, la verdad que aunque tenemos nuestros momentos, creo que no somos de quejarnos mucho, es más, en la medida de lo posible intentamos ayudar incluso, pero ya sabéis que no siempre es posible.
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