miércoles, 27 de enero de 2016

Una imagen, una frase y ya estamos pensando


Mi hijo mayor nació a los 8 meses de embarazo. Cuando esperaba al segundo tuve contracciones desde el 6º mes y tuve que hacer reposo relativo porque había muchas posibilidades de que también fuese prematuro por haberlo sido su hermano y haber tenido un aborto anterior, así que desde el sexto mes yo creo que ingresé unas dos o más veces cada mes por urgencias ante la posibilidad de que se decidiera a nacer antes de tiempo. 
Cuando esto ocurría dejábamos al mayor con mis padres y al regresar del hospital siempre esperaba encontrarse con su hermano. Una de las últimas veces cuando me vio regresar con el barrigón dijo:
- ¿Pero todavía no? Jolines, no sé cuando pensará nacer de una vez.

Y os preguntaréis ¿por qué nos cuenta todo este rollo? 
Bueno, pues para poneros en situación para que entendáis la conversación del otro día en casa.

El mayor llegó diciendo que había visto una imagen en facebook que le había hecho pensar. No sé si sería esta pero la frase que me dijo sí:

¿Y si la luz que vemos al final del túnel al morir fuésemos nosotros saliendo del útero de nuestra nueva madre en nuestra nueva vida?



Se preguntaba, si esto fuera cierto, que podría ser (según él ¿por qué no?) qué sería lo que le pasó en su otra vida para haber nacido antes. Así que empezamos a pensar que quizá había sido un accidente o algo repentino. Al escucharnos el peque soltó:
- ¿Pues entonces yo? Que nacía pero no, y otra vez sí y otra que no.

Nos dio la risa pero claro, no le íbamos a dejar sin respuesta también. Quizá fue una larga enfermedad, un cáncer...no sé...pero seguro que era un o una luchador/a porque resistió hasta el último momento tras un embarazo muy largo ya que finalmente llegó al 9º mes.

¿Vuestros hijos también empiezan a pensar cosas así con o sin imágenes? Apuesto a que sí. 


lunes, 25 de enero de 2016

El libro de César Bona

En realidad supongo que este libro no necesita presentación y apostaría a que sois muchos los que ya lo habréis leído, pero no podía dejar de recomendarlo aquí.

Habla de la importancia de las emociones, cuya gestión debería incluirse como asignatura en la carrera de magisterio para poder ayudar después a los alumnos a gestionar las suyas.
Habla de que los niños dejarán de ser niños por lo que es importante enseñarles a participar en la sociedad y ser respetuosos.
Habla del tiempo que quitan los deberes a los niños: "Nos hemos metido en una inercia por la que queremos muchos Einstein a los doce años", de la importancia de "dejar hablar a los adolescentes" porque saldremos ganando escuchándolos.

Al igual que yo, cree que hay que revisar la famosa frasecita: 
"En casa se educa y en la escuela se enseña", en realidad leerlo ha sido como releer mis pensamientos en cuanto a educación, ha sido recordar por qué quería ser maestra.

Habla también de estimular a los niños a leer, no obligarlos: "no podemos convertir un placer en obligación", para ello también habla de la importancia de los espacios, el "poder tumbarse a leer y perderse en las historias de los libros"

Cuenta como en una ocasión en la que hizo dar clase de mates a los alumnos mientras él jugaba a la peonza y al fútbol con otra profe, una niña les dice: "¡Nos estáis quitando la infancia!"

Parte de cero para no etiquetar a los niños desde el primer día, por eso no lee los informes, prefiere conocerlos primero, saber qué les emociona, qué les preocupa...para, a partir de ahí, ver qué y cómo aprenderán. Para esto pone el ejemplo de cuando llegó a la escuela de Muel y le "advirtieron" de que su clase de 4º de Primaria eran niños "muy tranquilos". Al terminar el curso su reflexión fue:

"Éstas son historias de niños que no dan problemas y que, por lo general, pasan de largo, pero que quizá requieran de una atención que nos están pidiendo de una manera u otra y tenemos que dársela". 

Quizá un grupo de niños olvidado por el sistema educativo porque "se saben la lección" pero no les ayudamos a descubrir que son mucho más, que son personas que también pueden cambiar el mundo, y así se lo demostró César ayudándoles en la creación de una protectora de animales virtual dirigida por ellos mismos que podéis seguir aquí: El cuarto hocico

Habla también de crear una escuela "donde a los niños les apetezca ir" y de no educar para la competitividad, sino para "ser mejor de lo que eran antes".

Me recordó también el consejo que me dio mi madrina cuando decidí estudiar magisterio, ella era profesora de secundaria, y después de preguntarme si estaba segura de que era eso lo que quería me dijo: "Entonces piensa que siempre vas a tener que seguir aprendiendo", César dice lo mismo en su libro con otras palabras: "Para enseñar, quienes primero tienen que estar aprendiendo constantemente son los maestros"

Cuando cogí el libro prestado de la biblioteca pensé que sería leer de nuevo la historia del vídeo de su presentación para los Global Teacher Prize y que ya había compartido aquí:


Pero encontré mucho más, ya que en el libro es su propia visión de la historia y no todo lo que cuentan los demás, así que sí, aunque no tenga que ver con superdotados ni altas capacidades, tiene que ver con educación, con una educación que nos gustaría a muchos y que ayudaría a todo tipo de alumnos con lo que, quizá, fuesen menos necesarias las "etiquetas" en el sentido que usan muchos para no querer conocer a sus alumnos, ya que aquí se trataría de CONOCERLOS de verdad, con lo que todo estaría implícito.

Y para terminar, me quedo con esta otra frase que también he dicho en varias ocasiones pero que, espero que al ser pronunciada por personas como él se tenga más en cuenta:

"La educación debe estar por encima de cualquier gobierno"




domingo, 17 de enero de 2016

Ahorrando buenos momentos

2012 ,2013, 2014, 2015 y llegamos al 2016 y aquí seguimos, caminando para cumplir el 5º año contando nuestra historia.

Hace poco me dejaron un libro que no tiene que ver con lo nuestro, pero que, junto con otras cosas que he visto y leído me llevó a mi idea de regalo "original" para los Reyes de este año.
Primero os cuento que el libro del que os hablo es El mundo amarillo de Albert Espinosa, no sé si lo conoceréis. El autor habla de lo que aprendió cuando el cáncer llegó a su vida siendo todavía un niño, y cómo fue su vivencia durante años en el hospital con otros enfermos, los tratamientos, las operaciones...pero todo desde un punto de vista especial y diferente. Descubrí que es a partir de su historia como nació aquella serie, (creo que os había hablado de ella) que nos gustaba tanto en casa: Pulseras Rojas,  pero me sorprendió su visión final. ¿Qué pasa cuando después de tantos años te dicen: "Estás curado"?

Albert se dio cuenta de que tenía un historial médico larguísimo y, como historial médico que era evidentemente, todo lo que contaba era cada una de las cosas que le habían pasado durante su enfermedad y todo lo que le habían hecho. Se encontró que tuvo que volver a mirar hacia atrás para recordar como era su vida cuando estaba sano...y con todo ello decidió empezar un historial diferente....pero no os cuento más para no desvelarlo todo y os dejo el enlace a su web para saber más del libro, comprarlo si lo deseáis, e incluso poder leer allí mismo el primer capítulo:




Y cómo os decía, con esa lectura y otras ideas, se me ocurrió volver a hacer un regalo diferente y especial para reyes en casa (confieso que le dije a mi peque que ojalá tuviéramos más dinero para comprar cualquier cosa y no tener que andar pensando tanto, aunque nadie me manda hacerlo, pero siempre me ha parecido especial el día de reyes y me gustaría que les quedase buen sabor a mis hijos, al final sé que esto será mucho mejor que cualquier cosa que hubiera podido comprar)...así que busqué primero una agenda para cada uno pero no me convenció, después busqué alguna caja chula pero tampoco...luego vi algún pequeño baúl muy bonito pero se me salía de presupuesto hasta que llegué a ella: La hucha del búho feliz, y es que por la parte de atrás es lo que pone en inglés "Happy Owl". Lo mejor es que es de esas huchas que no pueden abrirse (o no deberías claro) hasta que está llena, y tiene un tamaño lo suficientemente grande sin ser demasiado para lo que era mi idea. Compré una libreta de esas de notas para cada uno en colores vivos (los que había) y llevé mi súper regalo con mi súper idea a casa.
A veces, cuando las cosas no son muy fáciles, llegado fin de año nos puede costar recordar las cosas buenas que hemos vivido. También nos pasa a menudo cada día, que no sabemos apreciar lo verdaderamente importante. Con todas esas cosas dando vueltas en mi cabeza les propuse:

"Este año vamos a ahorrar buenos momentos y esta será nuestra hucha de los buenos momentos. La idea es que cada día escribamos en una de nuestras hojas nuestro nombre, la fecha, y mínimo un buen momento de ese día. Se pueden poner más, pero no menos. Se guardan en la hucha y, a final de año, o antes si la llenamos, la abriremos y podremos leer todo lo escrito. Así nos daremos cuenta de todos los buenos momentos vividos y además, aprenderemos que es lo que realmente ha sido más importante para nosotros cada día. ¿Qué os parece? ¿Os animáis?"




Aunque no las tenía todas conmigo les pareció buena idea y cada día por ahora todos dejamos dentro nuestra nota antes de acostarnos. 
Si a ellos les pareció buena idea seguro que a vosotros también puede gustaros, así que creo que es una buena "primera entrada" para este año ¿verdad?

Quizá se os ocurran otras ideas o a lo mejor alguno os animáis a hacerlo también, si es así espero que me lo contéis. Vamos a aprender a valorar lo importante, más aún, lo que cada uno de nosotros considera realmente importante aunque tal vez no sea consciente. Los resultados...a final de año.


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