Leyendo un nuevo libro: El niño insoportable. Ross W. Greene. Ediciones Medici. 2004, creo que lo que me anima a continuar su lectura ha sido esto:
"Padre: Hemos hablado de esto un millón de veces....¿POR QUÉ NO HACES LO QUE TE DICEN? ¿POR QUÉ ESTÁS TAN ENFADADO?
Hijo: No lo sé.
La enervante respuesta del niño suele tener el efecto de aumentar aún más la frustración de sus padres. Merece la pena mencionar que el niño seguramente está diciendo la verdad.
En un mundo perfecto, el niño respondería con algo como "Veréis, papá y mamá, tengo un pequeño problema. Vosotros -y muchas otras personas- me estáis pidiendo constantemente que cambie de planes, y a mí eso no se me da muy bien. De hecho, cuando me pedís que haga esos cambios, empiezo a frustrarme. Y cuando empiezo a frustrarme, me cuesta pensar con claridad y entonces me frustro todavía más. Entonces vosotros os enfadáis y yo empiezo a hacer cosas que ojalá no hiciese y digo cosas que ojalá no dijese. Entonces vosotros os enfadáis todavía más, me castigáis y la cosa acaba fatal. Cuando la tormenta amaina-es decir, cuando vuelvo a pensar con claridad- acabo lamentando mucho las cosas que hice y dije. Sé que esto no es divertido para vosotros, pero tened la seguridad de que yo tampoco me divierto". Por desgracia vivimos en un mundo imperfecto"
A veces, por circunstancias de la vida, no podemos pararnos un momento a pensar. Vemos que hay algún problema, incluso puede que creamos saber cuál es, pero estamos tan cegados, sea por el estrés, las preocupaciones, las ocupaciones...que no podemos pensar con claridad y así la pescadilla se va mordiendo la cola y complicándolo todo...Llegado el fin de semana y con un poco más de tiempo para pensar, "leer" y ver la diferencia me he dado cuenta de que, cómo yo pensaba, mi pequeño está sufriendo el no tenerme de continuo como suele suceder. Su cara, al saber que yo tendría que trabajar durante parte de sus días de vacaciones lo dijo todo. Para compensar, toca por supuesto, aprovechar mucho más nuestro tiempo juntos y colmarlo de mimos, cosquillas y abrazos que son la mejor medicina para cualquier niño...cosa que a veces también olvido al ser ellos tan maduros.
Creo y espero haber dado el primer paso para empezar por el buen camino de nuevo.
Guau esta explicación me va a ayudar mucho con una concatenacion de crisis que tenemos ultimamente. gracias.
ResponderEliminarMe alegro que te ayude María. A veces olvidamos que siguen siendo niños con sus necesidades básicas de compañía y cariño.
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