domingo, 6 de abril de 2014

Cosas que me fascinan y al tiempo me desesperan

Pues sí, hay cosas que me fascinan y al tiempo me sacan de quicio, por ejemplo:
- La velocidad de la mente. Me fascina como pueden responder tan rápido a algunas cosas, como pueden ser capaces de preguntarme cómo se soluciona un problema y darme la solución al tiempo que acabaron de leerlo cuando yo ni siquiera he podido enterarme de lo que me decían.
Me fascina cuando juego por ejemplo al monopoly con ellos y (inevitablemente siempre termino con dolor de cabeza, por eso la foto con el ibuprofeno) me van diciendo casi cuando los dados están en el aire, a qué casilla tengo que ir, de quién es, cuánto tengo que pagar tanto si tiene casas, hoteles o nada o si es mía la calle...uffffff....yo no soy capaz de pensar a ese ritmo pero quiero que esperen que lo compruebe todo y acabo desesperada. Me pasa igual con mi marido y padre de las criaturas. Cuando juego con él a las cartas y te quedan las últimas en la mano, me dice las que me quedan e incluso como las iré tirando inevitablemente según tire él o yo, grrrrrrrrr ¡me desespera y al final termino tirándoselas todas en la mesa y diciéndole que juegue él solo!!
- La hipersensibilidad. Me fascina esa sensibilidad con las cosas, por ejemplo, como pueden verse afectados porque un guitarrista en un concierto de rock termine rompiendo su guitarra, y no tanto porque les gustaría más que se la diera para ellos o para cualquier niño que seguro no puede tenerla y ellos la rompen sin más, cuando podrían donarla o sortearla entre los asistentes al concierto, cosa que sería mucho mejor, sino que además, "¿No se dan cuenta que es de madera y para hacer otra necesitarán talar más árboles? ¡En unos años nos quedaremos sin bosques!!!"
Pero por otro lado, me desespera el cuidado que tengo que tener con cada palabra que pronuncio o cómo la digo para no herir esa extrema sensibilidad porque puedo derrumbar su mundo con la tontería más absurda.
- Las obsesiones. No sé si es tanto como fascinación, pero cuando los veo metidos completamente en algo que les interesa, hasta tal punto que a mi me parece obsesión, pero que son capaces de dedicarse a ello en cuerpo y alma me hace pensar que podrán conseguir lo que se propongan, veo que insistiendo aprenden, que en lo que les interesa se esfuerzan sin que les suponga un esfuerzo, pero por otro lado a mi me desespera porque no quiero que se "cieguen" solamente en ello. Ellos insisten en que también están a lo demás, a sus otras obligaciones, pero yo termino cansada solo de verles.
- El desorden. Seamos sinceros, esto no me fascina, me desquicia. Pero sé que tienen un orden dentro de su desorden y ahí es donde pueden encontrar sus cosas. (Eso nos pasa a muchos ¿verdad?)
- El perfeccionismo. Pero sólo con lo que les interesa. Les puede incluso paralizar por no conseguir realizar algo como ellos creen que debería (ya os conté en cierta ocasión como mi hijo mayor se negaba a dibujar porque "no sabía"). Un simple corte de pelo que no sea como a ellos les gustaría les puede provocar tal ataque de rabia que es increíble ¡menos mal qué poco a poco trabajamos el autocontrol y vemos que los tiempos de "rabieta" se van reduciendo!
- El sentido de la justicia ante lo que ven pero sin valorar siempre que el otro puede tener razón. Por ejemplo, si un profe les "riñe", sólo ven que ha sido a ellos, sin ser conscientes de que puede ser porque se preocupan por ellos o es por su bien. A veces en esto influye la manera de comunicarlo del maestro, algo que puede ser una tontería pero que a ellos les destroza nuevamente su mundo.
- La capacidad de hacer lo difícil sencillísimo y lo fácil imposible. Tener que explicar lo más fácil porque realmente no lo entienden, no comprender que pueda ser tan sencillo y simple, y sin embargo, comprender lo que para mí puede ser más complicado de entender a la primera. Me fascina ver como son capaces de dar una solución pero a veces es un poco complicado que sean conscientes de cómo han llegado a esa solución, quizá por estas cosas es por las que algunos creerán que aprenden por ciencia infusa, pero en realidad es que son capaces de conectar aprendizajes y comprender todo, de manera que lo interrelacionan llegando a esas soluciones pero les exige verdadero esfuerzo ir explicando o buscando mentalmente los pasos que ha tenido que realizar inconscientemente (de ahí la dificultad) para llegar a esas soluciones.
Todas estas contradicciones acompañan cada día y muchas veces me hacen entender que los maestros no puedan comprenderlo porque es algo que nos cuesta aprender a los que convivimos cada día con ellos y mucho más llegar a ser conscientes de esto y, ya no te digo, tener que explicarlo en ocasiones en las que puede ser que ni siquiera quieran escucharte.



8 comentarios:

  1. es genial el artículo, me ha encantado jijij

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  2. Jajaja parece que estabas hablando de mi hija genial

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  3. Que bueno, pensaba: vive con mi hijo? Y que razón cuando dices que tener que explicarlo cuando ni te escuchan ya es lo imposible de lo imposible.
    Un saludo.

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    Respuestas
    1. La verdad que esto es muuuy cansado ¿verdad Laura?
      Un abrazo

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    2. Yo estoy agotadisima. Y eso que yo solo tengo un hijo. Pero la semana pasada ya le dije a mi marido me voy un fin de semana sola a un balneario spa o donde sea, pero sola porque necesito descansar cuerpo y sobre todo mente, jajajajajaja.

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    3. jajajajjaja ¡cuántas veces he dicho eso! Desde hace tiempo siempre propongo vacaciones obligatorias como madre, hija y esposa al menos una vez al año...volvería con más ganas supongo porque ¡madre mía! ;)
      Un beso y piensa que mañana vacaciones...algo es algo :)

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