sábado, 30 de marzo de 2013

Los niños con altas capacidades no tienen ningún problema



Me ha parecido muy claro e interesante este artículo escrito desde la Asociación Murciana de Apoyo a Niños con Altas Capacidades Intelectuales. Pinchad sobre la frase y podréis verlo en su ubicación original:


         Los niños con altas capacidades no tienen ningún problema





martes, 26 de marzo de 2013

Superdotados en TVE1


Esta tarde en el programa Tenemos que hablar de TVE el tema han sido los superdotados y, además, creo que lo han hecho con mucho respeto, así que mi aplauso. Para los que no hayáis podido verlo os dejo aquí el enlace. Sólo tenéis que pinchar sobre el título y se os abrirá en una nueva ventana :)



                                     Tenemos que hablar: Superdotados


Confundida-----> ¿Aceleración?

Llevo tiempo sin escribir algo sobre "nuestra historia" porque, aparte de que no sabía muy bien que escribir, he estado un poco...no sé si confundida o perdida. Me explico.
Estuve pensando: ¿y si no supiera nada? ¿y si no hubieran detectado las capacidades de mis hijos? ¿qué hubiera pasado? ¿cómo me tomaría las cosas? ¿les "trataría" igual?

Y creo que he llegado a la conclusión de que sí, les trataría igual, de que acabaría dándome cuenta de que "algo" pasaba, de que es o era inevitable. Además, debo agradecer que se les detectara porque así hemos podido entender muchas cosas y lo mejor, si no lo hubieran hecho, quizá a mi hijo mayor le hubieran estado medicando contra la depresión y eso sí que sería preocupante.

¿Por qué me preguntaba todo eso? No sé, quizá sea otra etapa. O quizá surgió por las dudas.
Hace un tiempo le dije a alguien que mi hijo mayor ya se había perdido. Está claro que no me expliqué con las palabras correctas, me refería a que lo veía desmotivado y ¿mezclado? o ¿integrado? con los demás. Sé que él es de los que prefieren pasar inadvertidos y pensaba que lo estaba consiguiendo, pero...no sé como explicarlo. Es, como que quiere estar en el grupo y "ser normal" pero sin poder, y seguramente sin querer también.
A veces cuando hablamos me dice cosas así, que los demás no entienden, que como siempre levanta la mano le dicen que "ya saben que él lo sabe todo" y si pregunta que "siempre está preguntando, que si no entiende". Sé que no todos los profesores actúan así, es más, tanto él como yo estamos contentos con los que le han tocado. El problema es que, sabemos de su sensibilidad, y aunque sólo sea uno el que lo haga, eso le hace sentirse mal.
Desde pequeño nos hablaron de las técnicas de estudio, que era bueno que se acostumbrase a estar un tiempo realizando los deberes, leyendo, estudiando, etc...pero es muy difícil.
Recuerdo una vez que tenía un examen de Cono al día siguiente, le pregunté si había estudiado y me dijo que sí, pero yo sabía que no, así que tomé el libro y busqué el tema del examen. Sin enseñárselo comencé a preguntarle el tema y...¡madre mía!!! Perfecto, tal cual, de principio a fin: "Mamá, pero si lo repiten mil veces ¿cómo no voy a saberlo?"
Total, que para "intentar" llenar la hora sugerida yo tenía que tirarme horas buscando cosas. Sí, me diréis que es más fácil que le hubiera puesto a leer pero...es un "superdotado raro", dice que no le gusta leer...le he buscado libros que pensaba podían interesarle y muchas veces he conseguido que los lea y acaba confesando que le han gustado, pero eso lo ves rápidamente porque si le gustan los lee en un par de días o tres.

Para mí está desmotivado, desganado, y lo peor, lo que sé que segurísimo que no le ayuda, es que lo entiendo. Todo ha sido muy fácil, demasiado. No necesita hacer nada para "aprobar", incluso con unas notas que no se corresponderían con el tiempo de estudio, si le unimos que se aburre, que no le echa ganas (porque quiero intentar evitar la etiqueta de "vago")...pues eso. He hablado con él. Le he dicho que él mismo tiene que entender y "aprovechar" sus Altas Capacidades lo primero para eso. A cualquier alumno que "no llega" le animan, le motivan, le empujan a ser mejor, a sacar todo lo bueno...no es necesario que suspenda, a un alumno medio o "normal" procuran animarle a ser mejor pero ellos siempre han sido "frenados". Yo le digo que no debe tener miedo a sacar lo mejor de sí mismo, que siga, que busque, que aprenda, que "disfrute" de aprender y sé que me escucha pero supongo que necesitan algo más de "¿fuerza interior?"
Cuando yo estudiaba 7º de EGB tenía una profesora que me reñía siempre porque decía que yo era de sobresalientes y no le valían mis notables, a mi me daba medio igual, medio rabia y pensaba que con los notables valía y además a veces no daba más de mi, o eso creía. Esa sensación me ha servido para que él se diera cuenta de que yo lo entiendo, de que no es necesario que saque todo sobresalientes, pero si que se esfuerce.

Su tutor me dice que "le falta despertar", que no lo presione porque será peor, pero también que debe estudiar un poco más porque es un poco...él no utiliza la palabra "vago" pero como en mi mente queda inconscientemente esa maldita palabreja pues no recuerdo cual utilizó.

Todo esto me lleva a pensar en el pequeño que empieza a actuar de forma parecida. Aunque él si saca muchos sobresalientes y no hay problema con las notas en principio, empieza a "no esforzarse" porque no lo necesita.
Entonces he empezado a pensar por primera vez en la posibilidad de la aceleración. Ya sabéis que yo no era partidaria, el mayor estaba muy unido a sus amigos, a su grupo, es muy sensible, aparentemente más que su hermano y sé que para él no es una opción válida igual que lo pensé en su día, pero el pequeño... Él es diferente en cuanto a carácter y, aunque tiene amigos, no es el mismo lazo que tenía el mayor. Le pedí su opinión y le parece buena idea. He pensado que quizá sea una buena salida, si un alumno no llega a los objetivos repite curso y no pasa nada, si uno va por delante ¿por qué no adelantarle el curso? Confieso que es algo que me asusta porque no es algo habitual, pero ¿y si ello le ayuda a esforzarse, a estar más motivado? ¿Si esa posibilidad hiciera que las cosas fueran más sencillas para todos? Para él, para nosotros, para sus maestras... Con todos mis pensamientos y dudas hablé también con su padre. Pensamos que existe la posibilidad de probar y si no llega a los objetivos que tuvieran lugar, podría repetir curso y volver a unirse a su grupo, no habríamos perdido nada ¿no?
Con esa extraña sensación de ¿miedo? y de que puede ser una oportunidad o "salida" aceptable nos fuimos al colegio y se lo comunicamos a la Jefa de Estudios que (vuelvo a repetir, tenemos mucha suerte) ha prometido ponerse manos a la obra para entre todos buscar "cómo" podemos hacer esto. Hablará con el equipo psicopedagógico, con Educación...suponemos que habrá que hacer papeleos y la psicóloga tendrá que valorarlo....
Ufff...
Pues, en esto nos hemos metido y esperemos estar en el buen camino. Prometo ir contando como van las cosas y los pasos que damos por si alguien más se decide a dar el paso y, si alguien ya lo ha hecho, os agradezco cualquier comentario y/u opinión.


sábado, 23 de marzo de 2013

Brújula para navegantes emocionales (Elsa Punset)


Hacía mucho que no recomendaba un libro y hoy os sugiero este:
Brújula para navegantes emocionales. Elsa Punset. Editorial Aguilar.

Nos recomendó su lectura la psicóloga que nos dio aquella charla en el cole y allá que me puse con él. El libro no está dirigido hacia las Altas Capacidades, sino a cualquiera, incluso aunque no seas padre o madre. Habla de la educación de las emociones, tan de moda últimamente. Pienso que inteligencia emocional debería aprenderla todo el mundo, no sólo las personas con alta capacidad porque ellas, debido a su intento continuo de adaptarse, seguramente nos superan a muchos.

Aparte de ayudarnos a conocernos, a darnos cuenta de todo lo que nos afecta inconscientemente, debido a lo que nos han enseñado desde niños, aún sin querer, también nos ayuda a entender un poco ciertas situaciones que seguro se nos han dado en alguna ocasión. Pero, hablando de hijos que sería lo que más tendría que ver con este blog nos dice cosas como esta que copio textualmente y que seguro motivará a much@s a su lectura:

"Sea cual sea el temperamento de las personas que nos rodean podemos estar seguros de que su necesidad emocional básica es el amor. Si tenemos hijos, esa necesidad es aún más perentoria, porque ellos necesitan la expresión constante y concreta de nuestro amor. Tal vez sea tentador atender en primer lugar otras necesidades, como las necesidades físicas: son más sencillas de reconocer y más fáciles de solucionar. Pero no tienen ni mucho menos el mismo potencial para transformar la vida de quienes nos rodean.
Pocos niños se sienten incondicionalmente amados. Sin embargo, la mayoría de los padres quieren a sus hijos sinceramente. La contradicción aparente estriba en el hecho de que los hijos no creen de forma automática que les amamos, aunque necesitan estar seguros de ello por encima de todo, porque nuestro amor les da la seguridad que necesitan para aprender a amarse a sí mismos, y más adelante, a los demás.
Un niño amado, seguro del amor incondicional de sus padres, aprenderá a amar de manera incondicional."

"Los hijos llegan a demandar una atención agotadora a los padres: a veces parece que nada es suficiente y muchos padres se preguntan dónde deben poner los límites para asegurar su propio bienestar. Educar requiere una entrega física y emocional agotadora y los padres también necesitan prestar atención a su salud física y emocional."


También habla de como aprender a manejar nuestra ira, de como convertirla en "ira constructiva". Hasta ahora hemos aprendido a "reprimirla" (normalmente)  pero todo el mundo "estalla" cuando no puede más. Pues en el libro nos da algunas ideas de que enfocarla de otra manera para que no sólo sea una forma de enfrentarse unos a otros.
Me llamó la atención la "teoría del vecino" o algo así en la que nos ayuda a aprender a "controlarnos" en casa imaginándonos que tenemos un vecino o invitado en casa ¿Cómo te comportarías si ese alguien estuviera en casa? Y nos pone el ejemplo de una familia en la que el matrimonio empieza a discutir cuando el vecino llama a la puerta, entonces la discusión se detiene y atienden con toda la educación posible al vecino; una vez que se va, todos se han tranquilizado y las cosas pasan a estar más calmadas, pues bien, nos propone intentar pensar algo así cuando las cosas "se ponen feas", para controlar nuestra ira del momento...bueno, mejor sería que os decidáis a leerlo porque creo que os gustará.

Y de todo el libro, creo que algo de lo que más me ha gustado ha sido la frase de Rachel Carson:


jueves, 21 de marzo de 2013

TE TOCA, oportunidad para adolescentes


Si tienes entre 12 y 17 años puedes participar proponiendo

"¿Cómo mejorarías el ambiente escolar?"

Una oportunidad para que sean l@s chic@s los que digan qué y cómo cambiar ;)

(Ampliado hasta el 14 de abril ¿alguien se anima?)

Para más información y para participar pinchad sobre el enlace y se abrirá en una nueva ventana:


                             http://www.antena3.com/tetoca/




lunes, 18 de marzo de 2013

11 reglas de la vida que tus hijos no aprenden en el colegio según CHARLES SYKES

He encontrado por la red estas reglas para la vida que CHARLES SYKES propone en su libro:

"50 Rules Kids Won´t Learn in School: Real-World Antidotes to Feel-Good Education"

 y me han gustado para compartirlas.


Regla Uno- La vida no es justa, acostúmbrate a ello.

Regla Dos- Al mundo no le importará tu autoestima. El mundo esperará que logres algo, independientemente de que te sientas bien o no contigo mismo.

Regla Tres- No ganarás US$5.000 mensuales justo después de haber salido de la escuela, y no serás el vicepresidente de una empresa, con coche gratis, hasta que hayas terminado el instituto, estudiado y trabajado mucho.

Regla Cuatro- Si piensas que tu profesor es duro, espera a que tengas un jefe. Ese sí que no tendrá vocación de enseñanza ni la paciencia requerida.

Regla Cinco- Dedicarse a voltear hamburguesas no te quita dignidad. Tus abuelos tenían una palabra diferente para describirlo: le llamaban oportunidad.

Regla Seis- Si metes la pata, no es culpa de tus padres, así que no lloriquees por tus errores; aprende de ellos.

Regla Siete- Antes de que nacieras, tus padres no eran tan aburridos como lo son ahora. Ellos empezaron a serlo por pagar tus cuentas, lavar tu ropa sucia y escucharte hablar acerca de lo “super” que eres y lo pesados que son ellos. Así que antes de emprender tu lucha por las selvas vírgenes, contaminadas por la generación de tus padres, inicia el camino limpiando las cosas de tu propia vida, empezando por tu habitación, escritorio, armario y closet.

Regla Ocho- En la escuela puede haberse eliminado la diferencia entre ganadores y perdedores, pero en la vida real no. En algunas escuelas ya no se pierden años lectivos y te dan las oportunidades que necesitas para encontrar la respuesta correcta en tus exámenes y para que tus tareas sean cada vez más fáciles. Eso no tiene ninguna semejanza con la vida real.

Regla Nueve- La vida no se divide en semestres. No tendrás vacaciones de verano largas en lugares lejanos y muy pocos jefes se interesarán en ayudarte a que te encuentres a ti mismo. Todo esto tendrás que hacerlo en tu tiempo libre.

Regla Diez- La televisión no es la vida real. En la vida cotidiana, la gente de verdad tiene que salir del café de la película para irse a trabajar.

Regla Once- Sé amable con los "NERDS" (los más aplicados de tu clase). Existen muchas probabilidades de que termines trabajando para uno de ellos.



viernes, 1 de marzo de 2013

Los ábacos

Últimamente se han vuelto a poner de moda los ábacos.
Hace un par de años, si no recuerdo mal, en el cole nos hablaron de nuevo de la posibilidad de trabajar con los niños y los ábacos y de todas sus ventajas.
Es cierto que el ábaco es una de las herramientas de cálculo más antigua que existen y gracias a él hemos llegado a conocer auténticas calculadoras humanas.

Nos dijeron que el ábaco además de mejorar las capacidades de cálculo, desarrolla la memoria, el razonamiento deductivo, mejora la concentración y para los más pequeños también la psicomotricidad.
Los alumnos comienzan utilizándolo como un juego y con el tiempo llegan a visualizar en su mente la imagen del ábaco con lo que aumenta su agilidad mental a la hora de realizar diferentes cálculos matemáticos.

La aritmética, es decir, la parte de las matemáticas que estudia los números y las operaciones que realizamos con ellos, es uno de los componentes de la inteligencia numérica. Sumar, restar, multiplicar y dividir son las cuatro operaciones básicas de la aritmética que nos son muy útiles cada día y ser capaces de realizar estas operaciones mentales y con rapidez es muy importante, pero también lo es tener la creatividad para resolver problemas numéricos. Es decir, que la misma importancia tiene el razonamiento numérico y ese no te lo enseñarán los ábacos.

El señor Feynman era un físico que recibió un premio Nobel en 1965, compartido con Julian Schwinger y Sin-Ichiro Tomonaga, por su trabajo en electrodinámica cuántica. En un libro titulado : ¿Está usted de broma Sr. Feynman? nos cuenta esta interesante historia en la que nos explica esto de los que os hablo.

"La primera vez que fui a Brasil estaba tomando la comida de mediodía a no sé qué hora — siempre iba a los restaurantes fuera de hora — y por eso yo era el único cliente que había en el local. Estaba tomando arroz con carne de buey (un plato que me encantaba) y había no menos de cuatro camareros atendiendo.

Entonces entró en el restaurante un japonés. Ya lo había visto antes, dando vueltas por ahí. Estaba tratando de vender ábacos. Comenzó a hablar con los camareros, y los desafió diciendo que era capaz de sumar dos números más rápidamente de lo que pudiera hacerlo cualquiera de ellos. 

Los camareros quisieron salvar la cara, así que le dijeron. «¡Ya, ya! ¿Por qué no reta a ese cliente que está ahí?»
El hombre vino hacia mí. Yo protesté: «¡Pero yo no hablo bien el portugués!»

Los camareros se rieron. «Los números son fáciles», dijeron. Me trajeron lápiz y papel.

El hombre le pidió al camarero que dijera algunos números para sumar. Me zurró de lo lindo, porque mientras yo los anotaba él estaba ya calculando directamente con su ábaco.

Yo sugerí que el camarero nos pusiera listas idénticas de números, y que nos las presentara al mismo tiempo. No hubo gran diferencia. Me ganó por bastante.

El japonés se puso eufórico. Quiso ponerse a prueba un poco más. «Multiplicado!», anunció. Alguien nos puso un problema. Volvió a ganarme, pero no por mucho, porque yo soy muy rápido multiplicando.

El hombre cometió entonces un error. Propuso que pasásemos a la división. De lo que no se daba cuenta era de que cuanto más difícil fuera el problema, tanto mayores eran mis oportunidades de ganarle.
Ambos efectuamos un larga división. La cosa quedó en empate.

Esto le puso de un humor de todos los infiernos, porque al parecer tenía una gran pericia con el ábaco, y por poco no es vencido por un cliente cualquiera de un restaurante.

«¡ Radios cúbicos!», dice, buscando la revancha. ¡Raíces cúbicas! ¡El tío está dispuesto a hacer raíces cúbicas por métodos aritméticos elementales!

Resulta difícil encontrar en la aritmética un problema elemental más difícil. Sin duda tenía que haber sido su número de virtuosismo en Abacolandia.

Anota un número en un papel — un número cualquiera — que todavía recuerdo : el 1.729,03. Empieza a trabajar en él, murmurando y gruñendo: «Mmmmmmagmmmmmbr» ¡Trabaja como un demonio! Le está haciendo sudar su condenada raíz cúbica. Mientras tanto, yo allí sentado, sin hacer nada.

Uno de los camareros dice: «¿Qué hace usted?» Yo me señalo la cabeza. «¡Pensar!», respondo. Y anota 12 en el papel. Un poco más tarde ya tengo 12,002.

El tipo del ábaco se seca el sudor de la frente. «¡Doce!», declara.

«¡Oh, no! — respondo yo —. ¡Más cifras! ¡Más cifras!» Yo sé que al sacar una raíz cúbica por métodos aritméticos, cada cifra cuesta más que la anterior. Es un trabajo pesado. Vuelve a enterrarse en la tarea, murmurando por lo bajo: «Rrrrrgrrrrrmmmm...» 

Mientras tanto, yo añado un par de cifras decimales más. El otro alza por fin la cabeza de su ábaco, y dice: «¡12,0!». Los camareros están todos contentos y entusiasmados. Le dicen al japonés: «¡Vea! Este señor la ha calculado pensando, y ha sacado más cifras decimales que usted ¡Y usted necesita además el ábaco!»

Había quedado derrotado en toda la línea, hundido, humillado. Los camareros se felicitaban unos a otros.
¿Cómo pudo el cliente vencer al ábaco? El número era 1.729,03. Casualmente yo sabía que un pie cúbico (un pie tiene 12 pulgadas) equivale a 1.728 pulgadas cúbicas; así que la raíz pedida tenía que ser un poquito más de 12. El exceso, 1,03, es aproximadamente de 1 parte en 2.000, y yo sabía del cálculo diferencial que cuando la fracción es pequeña  el exceso de la raíz cúbica es una tercera parte del exceso del número. Así que todo lo que tuve que hacer fue tomar la fracción 1/1.728 y multiplicarla por 4 (equivalente a dividir por 3 y multiplicar por 12). De este modo logré dar un montón de cifras decimales calculando mentalmente.

Unas semanas más tarde apareció el japonés por el salón de cócteles del hotel donde me alojaba. Me reconoció y vino a saludarme. «Dígame, por favor ¿cómo pudo calcular tan rápidamente aquella raíz cúbica?» Empecé a explicarle que se trataba de un método aproximado, que tenía que ver con el tanto por ciento de error. «Supongamos que me hubiera pedido usted la raíz cúbica de 28. Ahora, la raíz cúbica de 27 es 3...» Saca su ábaco: zzzzzzzzzzzz. «Oh, sí», contesta.

Me di cuenta entonces de una cosa: que no conocía los números. Al utilizar el ábaco no es preciso aprender de memoria un montón de combinaciones aritméticas; lo único que hace falta es aprender a llevar las cuentas arriba y abajo. No es preciso aprender de memoria que 9 + 7 = 16. Lo único que hay que saber es que cuando se suman 9 hay que subir una cuenta de valor 10, y bajar una de valor 1, así que nosotros somos más lentos en las operaciones aritméticas fundamentales; en cambio conocemos los números.

Por otra parte, la idea misma de método aproximado estaba completamente fuera de su alcance, a pesar de que lo normal es que las raíces casi nunca den resultados exactos, sea cual sea el método que se use. Así que no pude enseñarle el método que yo usaba para calcular raíces cúbicas, ni la fortuna que tuve cuando a él se le ocurrió elegir 1.729,03."

Lo encontré por la red y me llamó poderosamente la atención. Por eso me pareció justo compartirlo ya que ha sido tema de conversación últimamente en mi entorno. Al menos de este modo se ven las cosas desde diferentes puntos de vista para poder decidir y elegir adecuadamente.

Feliz fin de semana y no os olvidéis de jugar, algo de lo más sencillo y necesario para nuestros hijos y nosotr@s mismos :)




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